Tony y la aventura de los deseos

2023-08-15 Miguel Chirinos

Capítulo 1

El monje Santiago era perseguido por el ejército del brujo Rux; seres pequeños y desagradables montados en animales salvajes, tenían la misión de capturar a Santiago, que solo tenía en su poder su amuleto y el paquete que tenía que llevarlo a su monasterio como dé lugar.

Santiago, como pudo se alejó de sus perseguidores, llevaban días tras él, sus energías ya no eran suficientes, había sido herido gravemente en la persecución y todavía tenía que pasar por el bosque de las almas tenebrosas, lugar de los seres que los perseguía, allí tenía que entregar el paquete en su poder.

Sin tener más remedio y viéndose su gran herida, se dio cuenta de que no iba a cumplir su misión y es cuando vio a un joven, el cual iba sumido en sus problemas, Santiago con su buen instinto sabía que era el indicado para llevar a cabo su misión.

Tony, un joven de edad media, solo pensaba en su gran amor, Julia, sin ella su vida no tenía sentido, él daría todo por ella y ella también, sin embargo, había un obstáculo: su padre. Para que aceptara a Tony como digno de su familia, tenía que demostrar su valor y sorprender a su padre, para darle el permiso de casarse con su hija. Tony, sin ser caballero y sin ninguna idea en específico de cómo iba a demostrarle su valentía por Julia, iba angustiado, el padre le dio siete días para demostrar su valentía, de lo contrario la mano de su gran amor iba al destino de otro caballero. Tony, recién enterado de la noticia, estaba desesperado, hasta que sintió que alguien lo tiró desde los arbustos por donde caminaba.

Su primer pensamiento fue que era atacado por alguna bestia en el camino, como pudo trato de defenderse, daba golpe y patadas por donde quiera hasta que uno dio en el lugar efectivo y fue liberado; al tener un poco más de libertad y retomando el aliento pudo ver a su atacante, era un hombre con túnica marrón, tirado en el suelo, adolorido en un costado, Tony confundido por el ataque imprevisto le gritó:

—¿Estás loco? ¿Por qué me atacas? 

No hubo respuesta, su mente le decía que huyera, pero su corazón le decía lo contrario, al final terminó ayudando a su atacante, no sabía por qué; algo le decía que era la señal que esperaba.

Se levantó como pudo y su atacante aún seguía sentado por el dolor, sin perder tiempo le comentó:

—Gracias, me has demostrado que eres el elegido —Su voz era cortante y le faltaba un poco el aliento.

Tony confundido iba a negarlo y decirle que no sabía lo que estaba hablando, sin embargo, su atacante no le dio tiempo y continúo hablando.

—Por ahora me puedes llamar el monje Santiago y estoy siendo perseguido por el ejército del brujo Rux —dijo Santiago con dificultad, su herida está empeorando.

Tony miraba a todas partes para percatarse si se acercaba algún ejército, si bien no visualizó a nadie, pensó si de verdad era un monje o un loco en el camino.

—No pienses que soy un monje loco.

La sorpresa, al escuchar a Santiago que había leído sus pensamientos, hizo trastabillar a Tony a punto de caerse.

-¿Cómooo hiciste esooo?

—No queda mucho tiempo, te necesito para una entrega y sé que tú necesitas esta misión para probar tu valentía.

Tony no sabía si lo que estaba sucediendo era verdad, un sueño o alguien le estaba jugando un mal rato.

—Toma, con esto entenderás todo lo que te digo. 

Santiago extendió su amuleto. Tony aún estaba confundido.

— Tómalo y seguro tendrás el amor de tu vida a la tal Julia. 

Al escuchar el nombre de su gran amor se sorprendió más, ¿cómo ese monje sabía de Julia y lo que buscaba? Sin tener más remedio para descubrirlo, con mucho cuidado tomó el amuleto y fue cuando se le vino a la mente diversas imágenes. Se enteró de que el monje se llamaba Santiago, era perseguido por el ejército de Rux, el gran brujo maligno que solo quería la destrucción del paquete que llevaba, que su gran misión era entregarlo al monasterio de los deseos, pese a que primero tenía que pasar por el bosque de las almas tenebrosas, toda una misión suicida, pero era el único camino.

Sin decir ninguna palabra, Tony miró fijo al monje que le entregaba el paquete, diciéndole:

—No puedes abrirlo en ninguna circunstancia, hasta que llegue a su destino.

Tony tomó el paquete con firmeza. 

—Sé que eres el indicado para esta misión, mientras distraigo al ejército de Rux, tú adelántate.

—¿Cómo voy a saber el camino?

La mente de Tony trabajaba a toda velocidad, tratando de asimilar toda la información que estaba recibiendo en ese momento, tenía la capacidad de sacar soluciones y resultados efectivos en cada situación de la vida, sin embargo, esta aventura era de la mayor presentada.

—Solo pídeselo al amuleto y él te sabrá guiar.

Tony se quedó mirando el amuleto, se lo colgó en el cuello y con las imágenes que había visto sabía que esta era la aventura que tanto pedía, para demostrar que era digno del amor de Julia.

—Acepto la misión —dijo Tony.

Capítulo 2

Era verdad que existían caballeros con mayor habilidad que Tony, sin embargo, no solo era tener valentía y fuerza, para la misión que iba a emprender, se necesitaba un corazón puro y determinante.

Tony, que era de clase media baja en la época de la colonia, sobrevivía vendiendo pan, por suerte o destino, la familia de Julia, los Coleman solicitaron de su servicio y fue donde se conocieron. Él no dudó que iba a hacer el amor de su vida, enseguida se lo confesó a Julia, quien también le gusto su forma de ser, teniendo en cuenta que su familia para tener un prestigio en la sociedad necesitaba que su única hija se casara con un gran caballero, valiente y aguerrido, capaz de protegerla de cualquier cosa. Nunca creyeron en Tony, pero juro que iba a probar lo contrario.

Para Tony la misión era todo un reto, nunca se imaginó estar en esa condición, sabía que el destino lo había puesto allí, solo pensaba entregar el paquete y probar que era digno del amor de Julia. No iba a hacer una tarea fácil, tenía que pasar por el bosque de las almas tenebrosas, no era un bosque para cualquier persona, mucho de los mejores caballeros armados y con habilidades extraordinarias le tenían miedo. Era en su mayoría oscuro y con una espesa neblina que lo cubría aún en el día, cuentan las leyendas urbanas que fue creado por los mismos seres que crearon el infierno de Dante al principio de la creación. Fue creado principalmente para poner a prueba a los caballeros o cualquiera que se atreva a pasar para conseguir el monasterio de los deseos.

Por las visiones que tuvo al tocar el amuleto por primera vez, supo que Santiago era un miembro del monasterio de los deseos, además un gran servidor del amor y la paz en la tierra y que fue encargado para entregar el paquete, que era perseguido y atacado por el brujo Rux. También en las imágenes pudo ver a donde tenía que dirigirse para encontrar la entrada al bosque.

El monje Santiago iba a darle el mayor tiempo posible a Tony, distrayendo al ejército de Rux, con el corazón lleno de confianza, sabía que había seleccionado al hombre correcto para entregar el paquete, solo le quedaba decir una última cosa:

—Si necesitas algo, solo pídeselo al amuleto, eres el caballero más valiente, te bendigo — dijo Santiago con una sonrisa.

Tony solo afirmó con la cabeza y fue camino a su aventura que tanto deseaba.

Capítulo 3

Luego de un largo camino, Tony llegó a la entrada del bosque de las almas tenebrosas, su niebla era más espesa de lo que esperaba, la visualización era difícil, sintió un momento de terror, de abandonar el paquete y salir huyendo, pensó en su gran amor y enseguida volvió su valentía, adentrándose sintió que algo lo estaban mirando, verificó a su alrededor, no vio a nadie, con mucha precaución iba avanzando, sujetó fuerte el paquete hasta que sintió una ráfaga de viento, al fijarse en un costado tenía una herida no tan profunda aun así era desconcertante, no había visto a nadie, solo eran árboles y ramas a su alrededor, sin tiempo a revisar la herida se puso en guardia, no estaba seguro a lo que se enfrentaba, agudizó la vista hasta que por fin pudo ver a sus atacantes.

No podía creer lo que estaba viendo, cada una de las ramas de los árboles estaba preparándose para atacar a Tony con una especie de flecha del mismo material de los árboles, todas afiladas apuntaban a él, como pudo esquivó las dos primeras flechas, pero una tercera le rozó el costado de la pierna, había tenido algo de suerte, no sabía hasta cuando iba a tenerla, como pudo siguió esquivando y dándose cuenta de que no le quedaba otra salida, tomó el paquete con los dos brazos y salió corriendo, escuchaba las flechas pasar cerca de él, Tony como podía iba de un lado a otro, lo ayudaba su delgadez, no solo para esquivar las flechas, también las rocas y las raíces que los árboles en el camino. Alguna de las flechas hicieron contacto con él, aun así su adrenalina lo ayudaba a seguir corriendo.

Sin tiempo de pensar sobre cómo iba a salir de esa situación, trato de mirar alguna salida, fue cuando tropezó con una roca, no sabía de dónde había salido, no tuvo tiempo para esquivar, solo reaccionó para tomar con fuerza el paquete y dejarse rodar, le frenó una gran roca. Por suerte no perdió el conocimiento, su dolor a un costado donde había sido el impacto era insoportable, lo primero que verificó fue el estado del paquete que todavía estaba en su posesión, al instante vio las ramas de los árboles, se estaba preparando para un nuevo ataque, sabía que no iba a tener el tiempo suficiente para levantarse, pensó lo peor, sería su fin, algunas de las ramas ya estaban lanzando sus proyectiles, sin tiempo de buscar una razón lógica, vio en su mano el amuleto que el monje le había entregado, sin pensarlo dos veces deseo que estuviera protegido del ataque y cerró los ojos.

Al abrirlo no podía creer lo que estaba sucediendo, una luz a su alrededor evitaba que cada flecha a pocos centímetros de Tony le dañara, estaban siendo pulverizadas de forma mágica sin llegar a impactarle, era como si se hubiera creado un campo magnético a su alrededor, ayudándolo a que no le hicieran daño alguno estas flechas.

Hasta que llegó un momento que la luz se hizo cada vez más grande y cubrió gran parte de la zona que se encontraba Tony y todos los atacantes de las ramas se detuvieron, Tony sin saber qué había sucedido miró su mano, tenía el amuleto, sabía que algo debió activar la luz aunque no sabía cómo lo había hecho, verificó que el paquete estaba a salvo, no le había pasado nada, enseguida se miró las heridas no eran de mayor daño, por suerte. Entonces, recordando la imagen del mapa, retornó el viaje por el bosque; seguía oscuro y frío, estaba atento a cualquier ataque, miraba cuidadosamente las ramas sin perder el paso, de repente escuchó una voz:

—Ayuda.

Por un momento Tony pensó que era su imaginación, sin embargo, otra vez la escuchó.

—Ayuda, por favor.

Tony agudizó el oído para saber de dónde venía la petición y nuevamente escucho la voz de ayuda, venía de un acantilado trató de asomarse con cuidado hasta que pregunto:

—¿Alguien allí?

—Sí, necesito ayuda.

Pero Tony solo veía oscuridad, la voz se escuchaba con desesperación, trato de buscar alguna soga, pero lo mejor que encontró fue una rama lo suficientemente larga y fuerte para estirarla en el acantilado.

—¿Puedes tomar la rama?

En ese momento sintió un gran jalón arrastrándolo al abismo oscuro.

Por suerte el acantilado no estaba tan profundo, se aseguró que seguía el paquete en su mano, con poca visualización, trató de agarrar el amuleto para provocar otra vez la luz, la que le había ayudado anteriormente, solo que ahora algo le impidió mover el brazo y no solo fue eso, sintió que algo o varias cosas le sujetaba las piernas inmovilizando, con la única mano que tenía se aferró el paquete a su pecho, sabía que no podía soltarlo.

Enseguida empezó a sentir unas pequeñas manos en todo su cuerpo y cara, hasta que sintió como le desprendían el collar con el amuleto de su cuello, la angustia se le activó a niveles impensables, sabía que era su única arma y la estaba perdiendo; fue cuando vio nuevamente la luz, esta vez no fue a su alrededor, sino a pocos metros de su ubicación, enseguida un ser diminuto gritaba de dolor soltando el amuleto que había agarrado.

Tony aprovechó el momento y con toda su fuerza pudo zafarse de sus atacantes y con la luz que radiaba el amuleto, pudo ver a esos seres pequeñitos, apenas superaba el tamaño de la palma de su mano, eran miles, de color verdosos con ojos amarillos, se sacudió con toda su fuerza y siguió la luz que radiaba el amuleto, nuevamente en su poder apuntó el amuleto a sus atacantes, se dio cuenta de que salían huyendo de la luz, con gran habilidad y con suerte que la rama que había tomado para ayudar, le sirvió a salir del acantilado, escuchando en el fondo nuevamente la voz:

—Ayuda por favor.

Tony volvió a poner el collar en su sitio, tomó más fuerte el paquete y siguió su camino, sabía que había recorrido un estrecho, pese a que faltaba un tramo más.

En el camino se enfrentó a pequeños obstáculos, árboles que caían en su dirección, iba esquivando arenas movedizas, de vez en cuando seguían la voz en los acantilados, se enfrentó a serpientes, aves atacadoras, con un poco de habilidad salió ileso de los ataques de animales más grandes; osos, leones, panteras, no sabía si era su mente o la oscuridad del mismo bosque, cada animal que enfrentó tenía un aspecto tenebroso y oscuro, sus ojos eran totalmente amarillos, provocando más terror.

Luego de varios kilómetros, de mucho esfuerzo, destreza y maestría, sabía que no faltaba mucho para llegar al final del bosque, al frente vio lo que menos pensaba que iba a encontrar en ese lugar, sus ojos no lo podía creerlo, a unos pocos metros delante estaba Julia.

Capítulo 4

Hasta que por fin llegó la prueba final para Tony, luego de un largo camino y casi al final de su recorrido, allí estaba parada con su radiante belleza que la caracterizaba, con su vestido de doncella que tanto le gustaba a él, era ella el gran amor de Tony. Confundido, se olvidó de su cansancio y de los peligros que había en el bosque, allí estaba su gran amor, no sabía cómo había llegado a ese lugar del bosque, sin lugar a duda era ella, había pensado por un momento que sería una ilusión, pero al escuchar su voz salió de dudas.

—Amor mío —Su voz era suave y agradable como la recordaba.

Estuvo a punto de soltar el paquete y salir corriendo a los brazos de su amante. En la mitad del camino hacia ella, una fuerza del interior lo detuvo, algo le decía que iba mal, se detuvo en seco mirando a Julia, era tan real que no cabía la menor de las dudas que estaba allí.

—¿Por qué en ese sitio? —Tony pensó en su mente.

—¿Qué pasa amor? ¿Sucede algo? 

Tony trató de decir algo, si bien por dentro tenía un gran enfrentamiento, su corazón le indicaba que abandonara todo y siguiera a su gran amor, por el otro lado su instinto lo detenía, pidiéndole explicaciones sobre el motivo por el cual ella estaba allí, algo no estaba bien. 

—Ven a mi lado y vayamos a casa, nos casaremos.

—¿Y qué pasará con tu padre? —Logró decir al final Tony, luego de un segundo de silencio.

—Ya te aceptó, no tienes que demostrar nada amor.

—Pero él… —Tony no terminó la frase.

Después de un instante de silencio, Tony retorno hablando:

—No lo hago por él, lo hago por mí, por tu amor y demostrar que soy capaz de superar cualquier cosa.

Escuchando la respuesta tan segura de Tony, Julia mostró una cara de repulsión por un instante.

—Hiciste todo ya, vamos a casa.

—Lo siento, no he terminado.

—Ven amor mío, deja todo…

—¡Basta! No eres mi Julia, mi amor nunca me impedirá cumplir mis sueños.

Tony sentía una seguridad tan fiable y lleno de amor en lo que decía, que la imagen de Julia empezó a desvanecerse poco a poco, hasta transformarse por un momento en el brujo Rux y antes de desaparecer por completo, dijo:

—Nos volveremos a ver, caballero Tony.

Y fue cuando una luz tan fuerte irradió, dejando a Tony por un instante ciego, al recuperar la vista observó una gran puerta y fue allí cuando se dio cuenta de que había llegado al final de su camino, la entrada al monasterio de los deseos.

Capítulo 5

Al abrir la puerta lo recibió un hombre con una túnica verde esmeralda, el cual transmitía una paz y serenidad, ese lugar tranquilizó a Tony por un momento.

—Te estábamos esperando, caballero Tony.

Tony no sabía cómo, aun así estaba seguro de que tenía que entregar el paquete a aquel hombre y así lo hizo, extendió el paquete que tanto había defendido, el hombre lo recibió con toda la felicidad del mundo, dando una reverencia y agradeciendo por todo el sacrificio y valor que tuvo.

Tony le regresó la reverencia, no solo había demostrado que era capaz de ser valiente, sino digno del amor de Julia.

—¿Y el monje Santiago…? —Tony lo decía de manera triste, pero fue interrumpido.

—No te preocupes, seguro te buscará.

—¿Entonces está vivo? —preguntó con entusiasmo, pero no obtuvo respuesta, el hombre se dio la vuelta y le dijo:

—Ven sígueme.

Fue guiado a una habitación más amplia, en la cual estaba rodeado de cinco monjes más, con túnicas de diferentes colores, sus rostros estaban tapados por sus capuchas, el hombre que había recibido a Tony sacó del paquete que tanto había cuidado, era un gran libro y lo colocó en medio de la habitación en un ambón, diciéndole:

—Ha regresado a su lugar el libro de los deseos.

 Tony había escuchado algunas fábulas, era el gran libro que cumplía cualquier deseo que se escribiera en él, no se atrevió a decir nada en ese momento, dejando que el monje continuara colocándose su capucha.

—Como recompensa cumpliremos tu mayor deseo.

—Estar al lado de mi amor, Julia —Tony no lo había pensado dos veces, era su gran anhelo.

El monje tomó una pluma que estaba a su lado y empezó a escribir en el libro de los deseos.

—Gracias, gran caballero por su servicio, hasta la próxima aventura —Y una luz blanca iluminó toda la habitación.

Cuando volvió a abrir los ojos, Tony vio la luz resplandeciente del sol y a su lado Julia.

—¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? —Trataba de asimilar lo que le estaba sucediendo.

—Tranquilo amor, solo te quedaste dormido por un momento —Julia le tomaba la mano a su amado, que la tenía fría y temblorosa.

—¿Pero los monjes y el libro…? —Tony miraba a su alrededor con desesperación, pero se encontraba en medio del jardín, lleno de flores.

—No hay ningún monje amor mío, estabas soñando —Julia soltó una pequeña risa, ver despertar así a Tony le empezaba a asustar.

Tony sabía muy bien que no era un sueño, inmediatamente  sintió el amuleto colgado en su cuello, entonces al ver que había regresado a lado de su amor, tomó los brazos a Julia con firmeza y le dijo:

—Pero… —En ese instante se dio cuenta de que se había cumplido el deseo escrito en el libro, cerrando los ojos por un instante, al abrirlo miró fijo a Julia diciéndole:

 —Te amo con todo mi corazón y quiero que sepas que estoy preparado para estar a tu lado toda la vida.

—¿Preparado? ¿De qué hablas? —Ahora era Julia quien empezaba a ponerse nerviosa.

—He sido un cobarde todo este tiempo, pero se acabó, ya sé lo que deseo más en esta vida y sin ti no sé qué haría, estoy preparado con toda mi fuerza y corazón para amarte toda la vida, por eso quiero que seas mi esposa.

Para Tony todo lo que había sucedido comprobaba su valentía, no solo para el padre de Julia, sino hacia el mismo, dándose cuenta de que es capaz de conseguir lo que sea, mientras luche con amor y pasión.

—Pero… ¿Y mi padre? —Julia dudó por un momento, veía tan seguro a Tony que estaba convencida de que hablaba en serio.

—No te preocupes, lucharé con todo mi esfuerzo para convencerlo y que me acepte en tu familia, será la mujer más feliz del mundo.

Al terminar esas palabras, Julia empezaba a llenarse los ojos de lágrimas, amaba tanto a Tony que daría su vida por él.

—Sí, hagámoslo, seamos felices.

Entonces los dos amados se besaron y abrazaron siendo un solo ser, una luz lo cubrió en ese momento, sabía muy bien Tony que era la misma luz cálida y protectora.

Epílogo

Pasó el tiempo, Tony antes de entrar a la iglesia donde estaba sus familiares y amigos, para esperar a la que sería pronto su esposa, Tony salió un momento a sola al parque a tomar aire, no era por miedo a la unión, amaba tanto a Julia que sabía que era la indicada, solo salió para reflexionar, todo lo que había pasado para estar en esa situación, las aventuras, los peligros y el riesgo para demostrar su valentía y su amor.

Pero allí estaba, no sabía cómo, lo esperaba con su túnica como lo había visto la última vez, era el monje Santiago que lo miraba con unos ojos de satisfacción.

—Monje Santiago, me alegro de que siga con vida —No obtuvo respuesta alguna, solo una sonrisa.

Tony acercándose al monje sacó debajo de su camisa un collar.

—Tome esto, le pertenece —Era el amuleto que tanto lo había ayudado—. Fue de gran ayuda y de un poder increíble.

El monje tomó el amuleto y lo destruyó cerrando el puño, rompiéndose en mil pedazos.

—Pero…—Tony estaba sorprendido por lo que acababa de hacer el monje.

—El amuleto no era el poder, eras tú; caballero Tony.

—¿Yo? ¿Caballero? —Ahora su desconcierto era mayor, viendo como caían los pedazos del amuleto al piso y mirando al monje.

—Sí tú, en todo momento. No hay duda que eres el elegido.

—¿Cómo? ¿Elegido?

—Eres el elegido, lo que viviste en el bosque de las almas tenebroso solo era una prueba.

Fue en ese momento que el monje Santiago se transformó en el brujo Rux, dejando atónito a Tony y dando un paso hacia atrás, enseguida se volvió a convertir en el padre de Julia, no sabía que estaba sucediendo, trato de decir algo, pero su asombro no lo dejó.

—Apenas comienza tu aventura, caballero Tony.

Fin, por ahora.

Miguel Chirinos

Miguel Chirinos (Zulia, Venezuela, 1983) Aficionado a la lectura desde pequeño y adicto a los libros. Ingeniero en electrónica, humanista y religioso. Tony y la aventura de los deseos (2023) es su primer relato.